La lumbre de las velas es un recurso que los artistas han utilizado desde antiguo para resaltar un objeto, persona o cualquier otro elemento dentro de una obra de arte.
Sin embargo muy pocas veces nos paramos a pensar qué quiere decirnos esa luz que, sin advertirlo, nos obliga a concentrar nuestra atención en un punto fijo.
La magia reside precisamente en ese poder que poseen algunos elementos accesorios que en ocasiones juegan con nuestro inconsciente de modo sorprendente.
Vamos a iniciar una serie de posts sobre las velas en el arte con una obra perteneciente al siglo XX: el Guernica de Pablo Picasso (1881-1973).
El guernica. Pablo Picasso |
Este cuadro alude al bombardeo que tuvo lugar en Guernica en abril de 1937, durante la Guerra Civil española. La obra se conforma de numerosos elementos los cuales pretenden mostrar el horror sufrido durante una contienda bélica como fue la que tuvo lugar en España entre los años 1936 y 1939.
Un amasijo de formas se arremolina en la parte inferior de la obra, miembros mutilados, algunos todavía armados, rostros atemorizados y sobretodo un caos incomprensible.
Conforme vamos ascendiendo por la composición nos encontramos una mayor claridad espacial, sin embargo el pavor y el miedo se han vuelto más latentes. Podemos ver cómo la gente grita aterrada ante la barbarie que se está cometiendo.
Y entre la multitud agobiante aparece la luz de una vela, esa que un brazo emergente de una ventana sujeta. La mujer a la que pertenece la mano está asomada a una ventana, tal vez gritando, y con su mano sujeta el quinqué que ilumina la escena.
Es cierto que hay otro punto de iluminación, la bombilla, que representa el sol, sin embargo un sol que en la España de la Guerra Civil ya no brilla, ni alumbra, ni calienta; por eso el país se ve condenado a iluminarse mediante una lumbre artificial, que es la que con gran esfuerzo es capaz de proyectar la España destrozada.
Entendamos entonces la luz de la vela como la luz de la Esperanza, la única que se atreve a brillar cuando todo parece perdido, la luz que en momentos de caos nos alumbra a todos y nos permite seguir adelante. Este quinqué representa las esperanzas que los más afectados por la guerra pusieron en la recuperación del país y sobretodo en la llegada de la calma.
La luz de la Esperanza, de la Fe, la luz que alumbra una escena cotidiana o la que nos habla del Yo más íntimo de los personajes. La luz de la vida que se consume, o tal vez la de la ilusión que vuelve a brillar. La luz que ilumina el reflejo de la melancolía, del pecado y del arrepentimiento o la luz que nos muestra el camino verdadero.
Sea cual sea su lectura, la luz es un elemento fundamental a la hora de la composición final de una obra de arte. Una vela en un quinqué, un objeto tan cotidiano y simple, se puede convertir en el elemento decisivo de la lectura de un cuadro.
En Veles i + te animamos a que te sumerjas en la magia de la luz alumbrando tus escenas cotidianas con nuestras velas.
FUENTE:
A LA LUZ DE LAS VELAS
Blanca Garralda Grábalos
Universidad del País Vasco/Euskal Herriko Unibertsitate
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